lunes, 10 de noviembre de 2014

LOS EFECTOS DE TODO ESTO[1]


Es muy escueto  y casi lacónico  el nombre que le di a esta presentación porque en realidad todo esto,  no tiene nombre. Cuando me refiero a “todo esto” lo hago en el contexto de la iglesia evangélica y específicamente de la temática que nos convoca; profetas y apóstoles hoy. Como ya es costumbre, en estos encuentros académicos los que saben de Biblia, ya han planteado lo que las Escrituras dicen en relación a estas dos funciones. Ahora bien, generalizando,  ¿Qué iglesia y que ministerios tenemos? ¿Corresponden al modelo y concepto bíblico esbozado esta mañana?  La respuesta rotunda y contundente es NO.  ¿Y  entonces qué es todo esto?

Una maraña confusa de entidades, poderes, personas, teologías, antropologías, cosmogonías, perfumes, marcas, actividades, rivalidades, inversiones, políticas, filosofías etc., etc., etc. Desenredar ese gatuperio o embrollo no es precisamente la más fácil de las tareas. Por eso quiero que pensemos en nuestra particular experiencia. Usted va a revisar la iglesia en donde está y desde donde está; es decir, la iglesia desde su particular óptica. ¿Puede ver lo mismo que yo? Pero no hablemos de lo que vemos. Conversemos sobre lo que NO VEO.

1.     ¿Ves una iglesia? Yo no. Solo un montón innumerable de grupos grandes, medianos y pequeños, que se constituyen en “legales” sectas con independencia de dirección  y administración, de propiedad exclusiva de una persona auto proclamada como apóstol o profeta (o los dos) Sin control alguno. Y en ese sentido sin subordinación alguna.  Con todo el poder que dan la cifras relacionadas con gente y dinero. Todo es propiedad del “ungido” bienes muebles e inmuebles, el discurso, el sistema de enseñanza, predicación y liturgia, los productos, los medios de información. Por supuesto y aunque no se acepte, su  mayor y más importante propiedad, la gente y  sus recursos (los de la gente) Económicos, espirituales, emocionales, tiempo, disponibilidad y  la más valiosa de todas, su voluntad. Hasta donde sé, habíamos quedado en que oráramos para que se hiciera la Voluntad de Dios (Mateo 6.10).

2.     ¿Ves una comunidad? Yo no.  Solo un grupo de individuos que casi con esquizofrenia trabajan día y noche por el objetivo principal del “apóstol” o “profeta” y con la motivación del mismo, sin importar lo que haya que hacer  y por encima de quien haya que pasar para lograrlo. La común  unidad no es un  valor cristiano, no es una tarea y mucho menos un propósito de vida. Solo existe el concepto de unidad en relación a las actividades y planes de trabajo, como en la torre de Babel (Génesis 11.4-6) Los conceptos de solidaridad, misericordia, mesura, austeridad, descanso, perdón, silencio, solemnidad, reflexión,  equilibrio, armonía entre otros, sencillamente no existen. Los temas del evangelio surgidos del mensaje de Jesús en  relación a la Cena, (1 Corintios 11-29) el lavatorio de pies (Juan 13.14),   la reconciliación,  la paz,  la unidad del Espíritu (Efesios 4.3-7), entre muchos otros, no hacen parte de la teoría y la praxis de los llamados profetas y apóstoles de los “tiempos de restauración”.

3.     ¿Ves humildad? Yo no. Al contrario el lujo, los excesos y las excentricidades son el sello  de identidad de este grupo creciente de líderes evangélicos. Pero esos asuntos externos no son más que la evidencia de lo que se tiene en el corazón. (Lucas 12.34) Mi referencia puntual es que las marcas, los anillos de seguridad, lo aviones privados, la más costosa habitación de hotel, la membresía en los mejores clubes privados, son indicaciones de su teología y sus conceptos contrarios a los de Jesús y su Mensaje de amor y austeridad que  encontramos en la misma Biblia que leen ellos y nosotros (Lucas 9. 58).  No hay humildad para reconocer errores, para pedir luz sobre posturas y planteamientos del todo rebatidos por los otros hermanos, que por la misma  razón son declarados y decretados como,  instrumentos del diablo en contra de su prospero ministerio. Me atrevo a decir que no oyen las palabras de reconvención porque no pueden (Juan 8.47).

4.     ¿Ves conciencia de eternidad? Yo no. La también llamada teología del “Reino Ahora” o “teología de dominio”, olvida el pequeño detalle de que el Reino de los cielos que predicó nuestro Señor y Maestro Jesús, NO ES DE ESTE MUNDO. (Juan 18.36)  Eso quiere decir que la trascendencia es justo uno de los temas fundamentales del Evangelio. No es casualidad que una de las más valiosas recomendaciones del Maestro fue precisamente no trabajar por la comida que perece sino por la  que para vida eterna permanece (Juan 6.27) La insistencia en el aquí  y en lo de aquí desvirtúa la fuerza del otra verdad del evangelio. Nos vamos a morir  para vivir en la eternidad. La lectura de los apóstoles y profetas  este tiempo es  otra.  “No pienses en morir, solo en la posibilidad de vivir y con abundancia material; la espiritual es para el cielo…ya veremos cuando lleguemos allá”. Y yo  añadiría si es que llegan… porque ese principio de vida no lo hace digno del Maestro ni de su Reino Eterno. (Mateo10.37-39).

5.      ¿Ves labor social? Yo no. Los apóstoles y profetas contemporáneos consideran que la pobreza es el fruto del pecado. Eso quiere decir en otras palabras que la evidencia más importante de la santidad y el respaldo de Dios por verdadera consagración,  es la prosperidad material o independencia económica. El problema es que Jesús nos ordenó bendecir,  ayudar y compartir con los pobres y necesitados (Lucas 18.22, 19.8) Un gran porcentaje de las iglesias consideradas evangélicas no tienen programas sociales de ningún tipo. Se ha denunciado que aquellas misiones que algunos de estos Apóstoles y profetas  realizan en Asia y África principalmente, tienen dos fines particulares, publicidad y evasión de impuestos.  No hay programas consolidados y financiados por las mismas iglesias. Esa teología es empobrecedora del espíritu y paradójicamente, para ella los pobres no tiene espíritu.

6.     ¿Ves crecimiento espiritual? Yo no. No hay cambios sociales sustanciales. Por ecuación simple, si el grupo de creyentes estuviera creciendo como se reporta a partir de las estadísticas de esos grupos, técnicamente la sal de la tierra y la luz del mundo aumentarían (Mateo 5.13-16). Ese significa que habría menos corrupción y menos oscuridad. En términos sociales menos violencia, menos muertes trágicas, menos adicciones, menos divorcios, menos homosexuales, menos atracos, menos hinchas desadaptados de Millonarios. Eso significa  que la sal se desvaneció y está siendo pisoteada por los humanos y la luz no resplandece y aumenta como se dice.  La gente atesta los centros de convenciones porque ya no se llaman templos, que crecen numéricamente pero no logran más en sus adeptos, que dejar de emborracharse, fumar y a veces dejar de desear la mujer del prójimo. La enseñanza y el miedo no dan para más y en algunos casos ni para eso.  La canción que el cantante cantaba, leía muy bien al apóstol. “De gloria en Gloria te veo…cuanto más te conozco, quiero saber más de ti” si se dan cuenta prioritariamente,  es saber, es conocer; (Juan 4.42) no sentir.

7.     ¿Ves silencio y Meditación reflexiva? Yo no.  El emocionalismo rampante y la sensiblería, hacen de esas multitudes, presas fáciles de la manipulación y el abuso. No se permite el silencio. Al contrario entre más ruido y estridencia más seguridad de la supuesta y pretendida revelación y gloria de Dios.  Contrario a lo que plantea la Escritura, que insiste en el silencio y sus sonidos, como un  medio para escuchar la voz de Dios. Adán y  Eva lo sabían (Génesis 3.8),  Elías lo entendió (1 Reyes 19.12-13), Job lo aprendió con creces (Job 40.1-5), Jesús lo practicó cada día de su vida y ministerio (Juan 6.15). La mayoría de estos auto proclamados apóstoles son excelentes comunicadores algunos con dotes histriónicas que saben que las emociones y el ruido son herramientas importantes para lograr sus objetivos que regularmente están relacionados con un solo aspecto. El dinero. La decantación emocional por la música, el mensaje, la imposición de manos, la profecía, tiene un costo. La iglesia dejó de obedecer la recomendación del Señor, a través de uno de sus profetas: “Dios está en su santo templo calle delante de Él toda la tierra”(Habacuc 2.20). Hago la salvedad para evitar herir susceptibilidades, que no es mutismo; es silencio.

Podría ser más lo que no veo,  pero prefiero dejar solo esos siete por lo del número perfecto.  Cuestión de cábalas. Sin embargo, no puedo quedarme en los efectos porque faltaría a una simple y extraordinaria ley de la Física. Toda causa tiene su efecto y para nuestros propósitos todo efecto tiene su causa. Ahora sí,  Veamos.

1.     Veo mediocridad en el acercamiento a la Escritura. Tanto de unos como de otros.  Unos, los apóstoles y profetas contemporáneos no estudian y mucho menos profundizan en el texto bíblico. Sus discursos están plagados de errores exegéticos y hermenéuticos de todo tipo.  La Escritura es una excusa para ratificar por método alegórico sin respeto alguno a las reglas básicas de la interpretación bíblica, los principales dogmas de su emocional y manipulador mensaje, a saber: Guerra espiritual, maldiciones generacionales, La “unción” y prosperidad económica por palabra profética, y  la conquista del mundo que ahora deberá ser de los reyes y sacerdotes de Dios.  Es decir,  la instauración del Reino de Dios a través de los nuevos apóstoles y profetas.  Los otros, son los que escuchan sin miramientos, sin aplicar siquiera sentido común a los discursos  que se caen por su propio peso. Esos apóstoles tiene ese poder y esa riqueza porque tienen personas que los han empoderado y enriquecido. La ignorancia  de las Escrituras (Mateo 22.29) es la única razón, por la que estos líderes cuasi divinos se mantienen dónde están. Repito, por la ignorancia de ellos y sus oyentes. La gente no quiere aprender de Dios,  No aman la Palabra ( Jeremías 6.10) No obstante,  los que quieran,  recomiendo un curso completo  de teología en este seminario. Profesores son muy estudiosos (menos el de pastoral) y  en los recesos sirven hasta papa chorreada.

2.     Veo división y aislamiento en la academia y la iglesia sana. Encuentros como estos son muy  poco frecuentes y con participación escasa. No tenemos capacidad de convocatoria. Cada quien hace lo que puede. Somos muchos más lo que anhelamos una sana exégesis y una iglesia verdaderamente evangélica. Pero no parece porque estamos dispersos y casi mimetizados. La fuerza de ellos y  su crecimiento exponencial tiene más o menos arrinconados a los otros sectores de la iglesia.  Y aclaro. No se trata de pelear, ni de debatir, menos de insultar. Se trata de enseñar,  de usar en unidad los mismos medios masivos  para mostrar la alegría y la riqueza de la Escritura que es edificante, liberadora, purificadora y aunque no lo crean GRATUITA. Muchas denominaciones y confederaciones  se han pronunciado en contra de estos movimientos. Pero insisto que aisladamente. 

3.     Veo la raíz de todos los males creciendo. El amor al dinero es el  vehículo por el cual se ilusionan y alucinan a las muchedumbres.  ¿Quién no quiere mejorar su presupuesto, aumentar sus ingresos, salir de deudas? No es una estrategia nueva. Esos líderes solo repiten los modelos de todos los multiniveles.  La mayoría de los humanos aman lo humano, quieren disfrutar de la vida material hasta la saciedad. Es por ese discurso,  que los auditorios están llenos.  Todos quieren saber qué se debe hacer para lograr el éxito financiero y espiritual del apóstol y profeta. Una particular tentación para todos. El agravante es que muy pocas personas  tienen conciencia  de que entre más tiene,  más quiere y entonces la obsesión y la avaricia hacen su aparición. Ofrece a tu iglesia  dos seminarios distintos en dos salones distintos y a la misma hora.  Los temas son: 1. ¿Cómo alcanzar el éxito financiero en tres pasos?  Y el numero 2 ¿Cómo crecer en la fe y el Amor de Dios? Adivina cuál salón se llena y cuál curso hay que cancelar por inscripciones  menores  a las expectativas. Tal vez exagere pero entristece lo que convoca tanto a las gentes  (Juan 6.25-26)

4.     Veo las emociones gobernando y la sensatez estorbando. Esos profetas y apóstoles saben bien lo que le gusta a la gente y justo eso les dan. Las emociones que se disfrazan de bendiciones y presencia real de Dios, son los momentos que capitalizan estos vendedores de ilusiones para hacer que las personas pasen un buen rato. Nada distinto a un partido de fútbol o un concierto. La idea es que se levanten todas las pasiones controladas y luego agradecer a través de una buena ofrenda. Es tan sencillo como eso. Cualquiera con dos dedos de frente se daría cuenta que el negocio no consiste en nada más. Pero  como para estos asuntos la sensatez estorba,  entonces el pueblo en general se porta como si no tuviera frente y a disfrutar de lo que alegra pero no llena, emociona pero no acciona,  se siente pero no  es suficiente. Hay un letrero invisible para el auditorio: “prohibido  pensar. La sensatez estorba”.

5.     Veo una tremenda necesidad de Dios. Y de eso también se aprovechan todos. El común de los humanos desearía saber de Dios, tener algún tipo de experiencia espiritual, vivir alguna señal extraordinaria y ojalá sobrenatural. Por eso las grandes manifestaciones de poder, de unción, las profecías e imposiciones. La música, el movimiento,  las escenografías y desde luego el show central, que es  nada más y nada menos que el apóstol y profeta.  Pero en general la gente realmente quiere un encuentro con Dios. La confusión es tan evidente que  por días meses y algunos,  hasta años confundirán a Dios con el líder. Para cuando despierte, habrá perdido mucho y ganado muy poco. Lo triste es que muchos, con el desencanto, terminan disgustados con Dios, como  si El tuviere algo que ver con ese enamoramiento enfermizo. 

CONCLUSIONES.

1.     Leamos y estudiemos la Biblia de la Mano del Maestro de estos tiempos. El Espíritu Santo.  Él nos dirá cada verdad con profundidad y de manera generosa y gratuita.

2.     Hagamos silencio reverente y estemos al tanto. El ruido puede estorbar o dificultar la recepción de un mensaje verdaderamente valioso para nuestra alma.

3.     Oremos por los cientos y miles de buenas y  bien intencionadas personas que acompañan y respaldan  a estos “iluminados”, pero  que desde lo profundo de su corazón solo quieren acercare Dios, confiar en Él y seguirle.

4.     Trabajemos por compartir del Amor de Dios y su Palabra desde el lugar en donde Dios nos puso. No importa la cifra.

5.     Pidamos conciencia a Dios para conocer los espíritus y  por favor Señor ayúdanos a sacar a los malos y lo malo, fuera de nuestra vida.

6.     Reafirmemos nuestra vocación de servicio, orientando nuestros esfuerzos a los más necesitados.

7.     Digamos como el publicano. Ten compasión de mi Señor porque soy pecador (Lucas 18.10). Necesito de tu misericordia. Rechacemos la idea de creernos mejores que nadie o simplemente nos escucharemos como un fariseo más.




  

  
                                                               



[1] De los movimientos proféticos y apostólicos en la iglesia actual.

                                                               





  

  

                                                                

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