LOS EFECTOS
DE TODO ESTO[1]
Es muy escueto y casi lacónico el nombre que le di a esta presentación
porque en realidad todo esto, no tiene
nombre. Cuando me refiero a “todo esto” lo hago en el contexto de la iglesia evangélica
y específicamente de la temática que nos convoca; profetas y apóstoles hoy.
Como ya es costumbre, en estos encuentros académicos los que saben de Biblia, ya
han planteado lo que las Escrituras dicen en relación a estas dos funciones.
Ahora bien, generalizando, ¿Qué iglesia
y que ministerios tenemos? ¿Corresponden al modelo y concepto bíblico esbozado
esta mañana? La respuesta rotunda y
contundente es NO. ¿Y entonces qué es todo esto?
Una maraña confusa de entidades,
poderes, personas, teologías, antropologías, cosmogonías, perfumes, marcas, actividades,
rivalidades, inversiones, políticas, filosofías etc., etc., etc. Desenredar ese
gatuperio o embrollo no es precisamente la más fácil de las tareas. Por eso
quiero que pensemos en nuestra particular experiencia. Usted va a revisar la
iglesia en donde está y desde donde está; es decir, la iglesia desde su
particular óptica. ¿Puede ver lo mismo que yo? Pero no hablemos de lo que
vemos. Conversemos sobre lo que NO VEO.
1. ¿Ves una iglesia? Yo no. Solo un montón innumerable de
grupos grandes, medianos y pequeños, que se constituyen en “legales” sectas con
independencia de dirección y administración,
de propiedad exclusiva de una persona auto proclamada como apóstol o profeta (o
los dos) Sin control alguno. Y en ese sentido sin subordinación alguna. Con todo el poder que dan la cifras
relacionadas con gente y dinero. Todo es propiedad del “ungido” bienes muebles
e inmuebles, el discurso, el sistema de enseñanza, predicación y liturgia, los
productos, los medios de información. Por supuesto y aunque no se acepte,
su mayor y más importante propiedad, la
gente y sus recursos (los de la gente)
Económicos, espirituales, emocionales, tiempo, disponibilidad y la más valiosa de todas, su voluntad. Hasta
donde sé, habíamos quedado en que oráramos para que se hiciera la Voluntad de
Dios (Mateo 6.10).
2. ¿Ves una comunidad? Yo no. Solo un grupo de individuos que casi con esquizofrenia
trabajan día y noche por el objetivo principal del “apóstol” o “profeta” y con
la motivación del mismo, sin importar lo que haya que hacer y por encima de quien haya que pasar para
lograrlo. La común unidad no es un valor cristiano, no es una tarea y mucho
menos un propósito de vida. Solo existe el concepto de unidad en relación a las
actividades y planes de trabajo, como en la torre de Babel (Génesis 11.4-6) Los
conceptos de solidaridad, misericordia, mesura, austeridad, descanso, perdón, silencio,
solemnidad, reflexión, equilibrio,
armonía entre otros, sencillamente no existen. Los temas del evangelio surgidos
del mensaje de Jesús en relación a la Cena,
(1 Corintios 11-29) el lavatorio de pies (Juan 13.14), la reconciliación, la paz, la unidad del Espíritu (Efesios 4.3-7), entre
muchos otros, no hacen parte de la
teoría y la praxis de los llamados profetas y apóstoles de los “tiempos de restauración”.
3. ¿Ves humildad? Yo no. Al contrario el lujo, los excesos y
las excentricidades son el sello de
identidad de este grupo creciente de líderes evangélicos. Pero esos asuntos
externos no son más que la evidencia de lo que se tiene en el corazón. (Lucas
12.34) Mi referencia puntual es que las marcas, los anillos de seguridad, lo
aviones privados, la más costosa habitación de hotel, la membresía en los
mejores clubes privados, son indicaciones de su teología y sus conceptos
contrarios a los de Jesús y su Mensaje de amor y austeridad que encontramos en la misma Biblia que leen ellos
y nosotros (Lucas 9. 58). No hay
humildad para reconocer errores, para pedir luz sobre posturas y planteamientos
del todo rebatidos por los otros hermanos, que por la misma razón son declarados y decretados como, instrumentos del diablo en contra de su
prospero ministerio. Me atrevo a decir que no oyen las palabras de reconvención
porque no pueden (Juan 8.47).
4. ¿Ves conciencia de eternidad? Yo no. La también llamada
teología del “Reino Ahora” o “teología de dominio”, olvida el pequeño detalle
de que el Reino de los cielos que predicó nuestro Señor y Maestro Jesús, NO ES
DE ESTE MUNDO. (Juan 18.36) Eso quiere
decir que la trascendencia es justo uno de los temas fundamentales del
Evangelio. No es casualidad que una de las más valiosas recomendaciones del
Maestro fue precisamente no trabajar por la comida que perece sino por la que para vida eterna permanece (Juan 6.27) La
insistencia en el aquí y en lo de aquí
desvirtúa la fuerza del otra verdad del evangelio. Nos vamos a morir para vivir en la eternidad. La lectura de los
apóstoles y profetas este tiempo es otra. “No
pienses en morir, solo en la posibilidad de vivir y con abundancia material; la
espiritual es para el cielo…ya veremos cuando lleguemos allá”. Y yo añadiría si es que llegan… porque ese
principio de vida no lo hace digno del Maestro ni de su Reino Eterno. (Mateo10.37-39).
5. ¿Ves labor social? Yo
no. Los
apóstoles y profetas contemporáneos consideran que la pobreza es el fruto del
pecado. Eso quiere decir en otras palabras que la evidencia más importante de
la santidad y el respaldo de Dios por verdadera consagración, es la prosperidad material o independencia
económica. El problema es que Jesús nos ordenó bendecir, ayudar y compartir con los pobres y
necesitados (Lucas 18.22, 19.8) Un gran porcentaje de las iglesias consideradas
evangélicas no tienen programas sociales de ningún tipo. Se ha denunciado que
aquellas misiones que algunos de estos Apóstoles y profetas realizan en Asia y África principalmente,
tienen dos fines particulares, publicidad y evasión de impuestos. No hay programas consolidados y financiados
por las mismas iglesias. Esa teología es empobrecedora del espíritu y paradójicamente,
para ella los pobres no tiene espíritu.
6. ¿Ves crecimiento espiritual? Yo no. No hay cambios sociales
sustanciales. Por ecuación simple, si el grupo de creyentes estuviera creciendo
como se reporta a partir de las estadísticas de esos grupos, técnicamente la
sal de la tierra y la luz del mundo aumentarían (Mateo 5.13-16). Ese significa
que habría menos corrupción y menos oscuridad. En términos sociales menos
violencia, menos muertes trágicas, menos adicciones, menos divorcios, menos
homosexuales, menos atracos, menos hinchas desadaptados de Millonarios. Eso
significa que la sal se desvaneció y
está siendo pisoteada por los humanos y la luz no resplandece y aumenta como se
dice. La gente atesta los centros de
convenciones porque ya no se llaman templos, que crecen numéricamente pero no
logran más en sus adeptos, que dejar de emborracharse, fumar y a veces dejar de
desear la mujer del prójimo. La enseñanza y el miedo no dan para más y en
algunos casos ni para eso. La canción
que el cantante cantaba, leía muy bien al apóstol. “De gloria en Gloria te
veo…cuanto más te conozco, quiero saber más de ti” si se dan cuenta
prioritariamente, es saber, es conocer; (Juan
4.42) no sentir.
7. ¿Ves silencio y Meditación reflexiva? Yo no. El emocionalismo rampante y la sensiblería,
hacen de esas multitudes, presas fáciles de la manipulación y el abuso. No se
permite el silencio. Al contrario entre más ruido y estridencia más seguridad
de la supuesta y pretendida revelación y gloria de Dios. Contrario a lo que plantea la Escritura, que
insiste en el silencio y sus sonidos, como un
medio para escuchar la voz de Dios. Adán y Eva lo sabían (Génesis 3.8), Elías lo entendió (1 Reyes 19.12-13), Job lo
aprendió con creces (Job 40.1-5), Jesús lo practicó cada día de su vida y
ministerio (Juan 6.15). La mayoría de estos auto proclamados apóstoles son
excelentes comunicadores algunos con dotes histriónicas que saben que las
emociones y el ruido son herramientas importantes para lograr sus objetivos que
regularmente están relacionados con un solo aspecto. El dinero. La decantación
emocional por la música, el mensaje, la imposición de manos, la profecía, tiene
un costo. La iglesia dejó de obedecer la recomendación del Señor, a través de
uno de sus profetas: “Dios está en su santo templo calle delante de Él toda la
tierra”(Habacuc 2.20). Hago la salvedad para evitar herir susceptibilidades,
que no es mutismo; es silencio.
Podría ser más lo que no veo, pero prefiero dejar solo esos siete por lo
del número perfecto. Cuestión de
cábalas. Sin embargo, no puedo quedarme en los efectos porque faltaría a una
simple y extraordinaria ley de la Física. Toda causa tiene su efecto y para
nuestros propósitos todo efecto tiene su causa. Ahora sí, Veamos.
1. Veo mediocridad en el acercamiento a la Escritura. Tanto de unos como de
otros. Unos, los apóstoles y profetas
contemporáneos no estudian y mucho menos profundizan en el texto bíblico. Sus
discursos están plagados de errores exegéticos y hermenéuticos de todo
tipo. La Escritura es una excusa para
ratificar por método alegórico sin respeto alguno a las reglas básicas de la
interpretación bíblica, los principales dogmas de su emocional y manipulador
mensaje, a saber: Guerra espiritual, maldiciones generacionales, La “unción” y
prosperidad económica por palabra profética, y
la conquista del mundo que ahora deberá ser de los reyes y sacerdotes de
Dios. Es decir, la instauración del Reino de Dios a través de
los nuevos apóstoles y profetas. Los
otros, son los que escuchan sin miramientos, sin aplicar siquiera sentido común
a los discursos que se caen por su
propio peso. Esos apóstoles tiene ese poder y esa riqueza porque tienen
personas que los han empoderado y enriquecido. La ignorancia de las Escrituras (Mateo 22.29) es la única
razón, por la que estos líderes cuasi divinos se mantienen dónde están. Repito,
por la ignorancia de ellos y sus oyentes. La gente no quiere aprender de
Dios, No aman la Palabra ( Jeremías
6.10) No obstante, los que quieran, recomiendo un curso completo de teología en este seminario. Profesores son
muy estudiosos (menos el de pastoral) y
en los recesos sirven hasta papa chorreada.
2. Veo división y aislamiento en la academia y la iglesia sana. Encuentros como estos
son muy poco frecuentes y con
participación escasa. No tenemos capacidad de convocatoria. Cada quien hace lo
que puede. Somos muchos más lo que anhelamos una sana exégesis y una iglesia
verdaderamente evangélica. Pero no parece porque estamos dispersos y casi mimetizados.
La fuerza de ellos y su crecimiento
exponencial tiene más o menos arrinconados a los otros sectores de la
iglesia. Y aclaro. No se trata de
pelear, ni de debatir, menos de insultar. Se trata de enseñar, de usar en unidad los mismos medios masivos para mostrar la alegría y la riqueza de la
Escritura que es edificante, liberadora, purificadora y aunque no lo crean
GRATUITA. Muchas denominaciones y confederaciones se han pronunciado en contra de estos
movimientos. Pero insisto que aisladamente.
3. Veo la raíz de todos los males creciendo. El amor al dinero es el
vehículo por el cual se ilusionan y alucinan a las muchedumbres. ¿Quién no quiere mejorar su presupuesto,
aumentar sus ingresos, salir de deudas? No es una estrategia nueva. Esos líderes
solo repiten los modelos de todos los multiniveles. La mayoría de los humanos aman lo humano, quieren
disfrutar de la vida material hasta la saciedad. Es por ese discurso, que los auditorios están llenos. Todos quieren saber qué se debe hacer para lograr
el éxito financiero y espiritual del apóstol y profeta. Una particular
tentación para todos. El agravante es que muy pocas personas tienen conciencia de que entre más tiene, más quiere y entonces la obsesión y la
avaricia hacen su aparición. Ofrece a tu iglesia dos seminarios distintos en dos salones
distintos y a la misma hora. Los temas
son: 1. ¿Cómo alcanzar el éxito financiero en tres pasos? Y el numero 2 ¿Cómo crecer en la fe y el Amor
de Dios? Adivina cuál salón se llena y cuál curso hay que cancelar por inscripciones
menores
a las expectativas. Tal vez exagere pero entristece lo que convoca tanto
a las gentes (Juan 6.25-26)
4. Veo las emociones gobernando y la sensatez estorbando. Esos profetas y apóstoles
saben bien lo que le gusta a la gente y justo eso les dan. Las emociones que se
disfrazan de bendiciones y presencia real de Dios, son los momentos que
capitalizan estos vendedores de ilusiones para hacer que las personas pasen un
buen rato. Nada distinto a un partido de fútbol o un concierto. La idea es que
se levanten todas las pasiones controladas y luego agradecer a través de una
buena ofrenda. Es tan sencillo como eso. Cualquiera con dos dedos de frente se
daría cuenta que el negocio no consiste en nada más. Pero como para estos asuntos la sensatez
estorba, entonces el pueblo en general
se porta como si no tuviera frente y a disfrutar de lo que alegra pero no
llena, emociona pero no acciona, se
siente pero no es suficiente. Hay un
letrero invisible para el auditorio: “prohibido
pensar. La sensatez estorba”.
5. Veo una tremenda necesidad de Dios. Y de eso también se
aprovechan todos. El común de los humanos desearía saber de Dios, tener algún
tipo de experiencia espiritual, vivir alguna señal extraordinaria y ojalá
sobrenatural. Por eso las grandes manifestaciones de poder, de unción, las
profecías e imposiciones. La música, el movimiento, las escenografías y desde luego el show
central, que es nada más y nada menos
que el apóstol y profeta. Pero en
general la gente realmente quiere un encuentro con Dios. La confusión es tan
evidente que por días meses y algunos, hasta años confundirán a Dios con el líder.
Para cuando despierte, habrá perdido mucho y ganado muy poco. Lo triste es que
muchos, con el desencanto, terminan disgustados con Dios, como si El tuviere algo que ver con ese
enamoramiento enfermizo.
CONCLUSIONES.
1.
Leamos y estudiemos la
Biblia de la Mano del Maestro de estos tiempos. El Espíritu Santo. Él nos dirá cada verdad con profundidad y de
manera generosa y gratuita.
2.
Hagamos silencio reverente
y estemos al tanto. El ruido puede estorbar o dificultar la recepción de un mensaje
verdaderamente valioso para nuestra alma.
3.
Oremos por los cientos y
miles de buenas y bien intencionadas
personas que acompañan y respaldan a
estos “iluminados”, pero que desde lo profundo
de su corazón solo quieren acercare Dios, confiar en Él y seguirle.
4.
Trabajemos por compartir
del Amor de Dios y su Palabra desde el lugar en donde Dios nos puso. No importa
la cifra.
5.
Pidamos conciencia a Dios
para conocer los espíritus y por favor
Señor ayúdanos a sacar a los malos y lo malo, fuera de nuestra vida.
6.
Reafirmemos nuestra
vocación de servicio, orientando nuestros esfuerzos a los más necesitados.
7.
Digamos como el publicano.
Ten compasión de mi Señor porque soy pecador (Lucas 18.10). Necesito de tu
misericordia. Rechacemos la idea de creernos mejores que nadie o simplemente
nos escucharemos como un fariseo más.